domingo, 24 de marzo de 2013

La comunicación para pensar.

Por Jenny Rocio Salinas Atuesta 

El lenguaje es la materia prima para la construcción del pensamiento e instrumento esencial del desarrollo intelectual, que se adquiere en la comunicación;  en ese constante intercambio entre las personas que hace posible ejercitarlo y de ese modo apropiárselo. Pensamos con palabras; mas la adquisición de las palabras en un hecho cultural, esto es, un producto del diálogo en el espacio social. Ese instrumento imprescindible que es el acervo lingüístico sólo se internaliza y se amplía en la constante práctica de la interlocución.

“La relación entre pensamiento y palabra es un proceso viviente: el pensamiento vive a través de las palabras. Una palabra sin pensamiento es una cosa muerta y un pensamiento desprovisto de palabras permanece en la sombra.

Según Kaplún, las indagaciones psicogenéticas de Vygotsky han revelado el papel capital del lenguaje en el desarrollo de las facultades cognitivas: “El desarrollo del pensamiento está determinado por el lenguaje (...) El desarrollo de la lógica es una función directa del lenguaje socializado (...) El crecimiento intelectual depende del dominio de los mediadores sociales del pensamiento, esto es, del dominio de las palabras. El lenguaje es la herramienta del pensamiento.

¿Cómo logra el sujeto educando su competencia lingüística, esto es, el dominio y la apropiación de esa herramienta indispensable para construir pensamiento y conceptualizar sus aprendizajes? La respuesta se haya nuevamente en el lenguaje, “las categorías de estructuración del pensamiento proceden del discurso y del intercambio” mediante los cuales el ser humano se apropia de esos símbolos culturalmente elaborados -las palabras- que le hacen posible a la vez comunicarse y representar los objetos, vale decir, pensar.

A esa misma doble función del lenguaje, alude Bruner, cuando resalta su naturaleza bifrontal: “es un medio de comunicación y a la vez la forma de representar el mundo acerca del cual nos comunicamos. No sólo transmite, sino que crea y constituye el conocimiento.

Al considerar Kaplún, el  lenguaje como  elemento primordial que da lugar a la expresión personal de los sujetos educandos, invita a desarrollar la competencia lingüística y a propiciar el ejercicio social mediante el cual se apropiarán de esa herramienta indispensable para su elaboración conceptual;   en lugar de confinarlos a un mero papel de receptores, -indica- hay que crear las condiciones para que ellos mismos generen sus mensajes pertinentes con relación al tema que están aprendiendo.

La oportunidad de expresar,  es lo que realmente da lugar a la formación de conceptos, como lo sustentan varios teóricos: Desde lo metodológico, hay otra consecuencia importante de esta relación entre aprendizaje y ejercicio de la expresión.

El postulado podría enunciarse así: cuando el sujeto educando logra expresar una idea de modo de que los otros puedan comprenderla, es cuando él mismo la comprende y la aprehende verdaderamente.  Comunicar es conocer. El sentido no es sólo un problema de comprensión sino sobre todo un problema de expresión (Gutiérrez & Prieto Castillo, 1991; Serrano, 1997). Se llega al pleno conocimiento de un concepto cuando se plantea la oportunidad y a la vez el compromiso de comunicarlo a otros.

Los educadores lo experimentamos permanentemente: cotéjese el grado de apropiación de un conocimiento que teníamos cuando, en nuestro período de formación, estudiábamos para nosotros mismos y el incomparablemente mayor que alcanzamos cuando debimos transmitir esas mismas nociones a nuestros alumnos de un modo claro, organizado y comprensible.

La humildad es otro de los aspectos que ayudan significativamente en la intervención ante el público. El Padre, Gonzalo Gallo reitera, que la humildad es un elemento fundamental en la comunicación frente a grupos. Lo dice en estas palabras: “El conferenciante debe tener humildad para vivir aprendiendo, para evitar la inflación del ego, para aceptar las críticas y auto-criticarse. Y, sobre todo para aceptar que solo es un instrumento de Dios.